Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Psicopatías (página 2)



Partes: 1, 2, 3

  1. 2.1 Los pioneros de la
    investigación

    En lo que podríamos llamar un período
    precientífico de la historia de
    la psicopatología que abarca desde la antigüedad
    hasta prácticamente el siglo XV deberíamos
    citar a Asclepíades (124-56 a.C.), que fuera llamado
    el "príncipe de los médicos", quien creara el
    término "alienus" —locura—,
    señalando con ello "enfermedad" que tornaba
    "extraño", "otro", "distinto a los demás, al
    que lo sufría, manifestando que esta enfermedad
    podía ser aguda o crónica".

    Posteriormente, ya en el siglo I d.C., Aulo Cornelio
    Celso describía la "insania".

    Claudio Galeno (138-201 d.C.) hace mención a
    la "locura" diferenciándola en "idiopática" o
    "vesania" y "refleja" o "por consensus".

    En el Corpus Iuris Civilis, verdadera
    compilación del Derecho ordenada por el emperador
    Justiniano (482-565) llamado por ello "Código Justiniano", incorpora el
    concepto de "intervalo lúcido".

    Por esa época entre las formas de
    alienación se conocían "insania" y "demencia".
    Aquella susceptible de curación; la segunda, no; la
    "fautitas" (debilidad mental), moria (puerilismo) y "mente
    captus" (excitación maníaca).

    Prácticamente este período, de
    ahí que lo denominamos precientífico, no
    proporciona otros elementos atinentes a la concepción
    de la psicopatología.

    Ya en el siglo XVI encontramos a un médico
    que se desempeñó como profesor
    de Medicina
    en la Universidad de Pavia, Girolano Cardamo
    (1501-1596), que a raíz de que su hijo envenenara a su
    propia mujer y
    por ello condenado y decapitado, escribía una obra en
    1561, De utilitate de adversis capiendi. En ella
    describe, esto por primera vez, una forma clínica de
    enfermedad mental que denomina "improbidad" la que no alcanza
    a ser insania dice, porque los que la padecen mantienen la
    aptitud para dirigir su voluntad.

    Como vemos pareciera que Cardamo, a través de
    esta denominación intuyera aquellos cuadros de la
    psicopatología que sin ser "insanos", "alienados", en
    fin "psicóticos", padecen algún trastorno tan
    propio de los que posteriormente fueran descriptos como
    "psicopáticos".

    Gianbatista Dalla Porta (1540-1615) creador de
    la ciencia
    fisiognómica en su obra De humana
    physiognomica
    , consideraba la posibilidad de establecer
    una relación entre el rostro y el carácter del individuo.

    Entrando ya en el siglo XVII no podemos dejar de
    mencionar la figura de Pablo Zacchia (1584-1654) fundador
    diríamos de la Psiquiatría Médico Legal.
    De su obra máxima Cuestiones Médico
    Legales
    , extrapolamos el último de los diez
    libros de
    que consta dicha obra que está referida exclusivamente
    a temas psiquiátrico forenses, donde inicia su
    exposición sosteniendo que "…para
    juzgar el estado
    mental de un individuo, el único capacitado para ello
    es el médico", y agrega: "…los médicos se
    aplican a estudiar la fisonomía, las particularidades
    físicas y las psíquicas representadas
    especialmente por el modo de pensar y por el modo como se
    exteriorizan los sentimientos". Por el aporte de
    carácter científico que hizo Zacchia a la
    psiquiatría forense que otro gran maestro de la
    psiquiatría Laignel Lavestine exponiendo en su
    Cátedra en 1922 expresó: "…la historia de la
    psiquiatría médico legal he creído
    poder
    dividirla de la siguiente manera: antes de Zacchia,
    después de Zacchia".

    Pero es entre el siglo XVIII y el XIX cuando
    comienzan los aportes más notables de la
    concepción que luego adquiriría
    significación propia, es decir las
    "psicopatías" o "trastornos de personalidad".

    Así Philippe Pinel (1745-1826) quien fuera el
    primero de los clínicos en merecer el nombre de
    psiquiatra, en 1809 publica su "Traité de la mente"
    donde describe una forma clínica novedosa de
    enfermedad mental que denomina "manía razonante"
    caracterizada porque el paciente no es un "enfermo de la
    inteligencia" y sí, de sus "instintos"
    que lo tornan en su conducta
    con un accionar maligno respecto de las personas y de los
    animales.

    Podríamos decir que con esta
    denominación Pinel genera el concepto que Pritchard
    describiera como "locura moral".

    En efecto James Cowles Pritchard (1786-1861) es el
    primero que en su obra famosa Treatise on insanity and
    other disorders affecting the mind
    , menciona y describe
    la famosa "locura moral" (moral insanity),
    refiriéndose a aquellos sujetos cuya moral o principios de
    conducta están fuertemente pervertidos o depravados,
    siendo incapaces de conducirse con decencia y propiedad
    en los quehaceres de la vida.

    La locura moral aparece así como una variedad
    de insania diferente de las otras variedades
    patológicas, caracterizada fundamentalmente por la
    "asocialidad".

    César Lombroso (1836-1909) se afirma en este
    nuevo concepto psicopatológico para proclamar su
    teoría criminológica del
    "hombre
    delincuente".

    Prácticamente podemos partir entonces de
    Pinel (1809) por su descripción de las "manías sin
    delirio". Años más tarde y siempre en Francia,
    Esquirol (1838) con la delineación de las "locuras de
    los sentimientos, de la inteligencia y de los instintos"
    contribuyó al encasillamiento de los así
    llamados "locos morales", entidad creada poco antes por
    Pritchard en Inglaterra.

    En 1863 Morel introduce el concepto de
    "degeneración y degenerados superiores" e incluye en
    éstos, a aquellas alteraciones de índole
    hereditaria con conservación de la
    inteligencia.

    Magnan, Grasset y Regis desarrollan esta tendencia
    en Francia, y Griessinger y Kraft-Ebing en Alemania
    hasta que en 1888 surge la figura que delimitaría con
    mayor precisión las así llamadas
    "inferioridades psicopáticas", nos referimos al
    psiquiatra alemán J. Koch.

    Este autor considera la posibilidad de la
    psicopatía congénita y adquirida, no excluye de
    las mismas a las deficiencias intelectuales y recalca el carácter
    psicofísico de estos trastornos. En 1904 Kraepelin,
    crea la denominación "personalidad psicopática"
    y las diferencia de los "estados psicopáticos". Estos
    últimos comprendían:

    a) Nerviosidad,

    b) Excitación y depresión constitucional,

    c) Locura obsesiva,

    d) Aberraciones sexuales.

    Para dicho autor las personalidades
    psicopáticas son formas frustradas de psicosis y
    las define siguiendo un criterio fundamentalmente
    genético, calificándolas como tal cuando sus
    defectos se limitan esencialmente a la vida afectiva y a la
    voluntad. Incluye en este grupo al
    delincuente nato, a los inconstantes, a los mentirosos y
    farsantes y a los seudoquerellantes.

    En 1923, Regis en su Precis de Psychiatrie,
    denomina este grupo de pacientes como
    "disarmónicos".

    2.2 Las diferentes aproximaciones al concepto
    actual

    Durante el período comprendido entre los
    años 1920 y 1930, la investigación de los orígenes de
    la psicopatía provoca el enfrentamiento de dos
    escuelas opuestas, la freudiana y la constitucionalista, la
    primera basada en los conflictos
    internos, afirmaba que la falta de desarrollo
    del superyó se debía a la presencia de
    frustraciones en la infancia.

    La escuela
    constitucionalista, diferenciaba a estos sujetos diciendo que
    eran constitucionalmente diferentes a los individuos sanos y
    que tenía una base orgánica.

    Paralelamente a estas dos escuelas surge un tercer
    punto de vista y es la explicación sociológica
    del fenómeno, que intentaban demostrar que el crimen
    tenía un origen enteramente social, surgiendo varios
    autores que se adscribieron en las décadas de 1950 y
    1960.

    2.3 El enfoque de Kurt Schneider

    Toda la conceptualización psiquiátrica
    alemana ha encontrado un significado específico en los
    trabajos de este autor, en efecto Kurt Schneider en 1923,
    define la
    personalidad psicopática como aquellas
    personalidades anormales que sufren por su anormalidad o
    hacen sufrir bajo ella, a la sociedad.

    Es decir introduce de esta manera un concepto
    valorativo desde el punto de vista social, y si bien reconoce
    que dicho criterio es eminentemente subjetivo, sustenta su
    formulación, en la necesidad de una selección práctica. La
    clasificación propuesta es quizás el aporte
    más importante que el autor realiza a la
    psiquiatría europea.

    Esta clasificación pretende establecer una
    tipología asistemática con tipos esenciales
    incomparables caracterizados y designados sólo por sus
    rasgos más sobresalientes. Las diez categorías
    descriptas son:

    1) Hipertímicos,

    2) Depresivos,

    3) Inseguros,

    4) Fanáticos,

    5) Necesitados de estima,

    6) Lábiles de estado de
    ánimo,

    7) Explosivos,

    8) Desalmados,

    9) Abúlicos,

    10) Asténicos.

    2.4 El gran aporte de Cleckley

    H. Cleckley, en su tratado The mask of sanity
    (en 1941 fue la primer edición) presenta un perfil de la
    psicopatía, determinando 16 rasgos que consideraba
    más significativos del trastorno y que son los
    siguientes:

    1) Encanto externo y notable
    inteligencia.

    2) Ausencia de alucinaciones y de otras alteraciones
    del pensamiento irracional.

    3) Ausencia de "nerviosismo" o de reacciones
    neuróticas.

    4) Indigno de confianza.

    5) Mentiras e insinceridad.

    6) Falta de sentimientos de culpabilidad y de vergüenza.

    7) Conducta antisocial sin aparente
    remordimiento.

    8) Razonamiento insuficientemente y falta de
    capacidad para aprender de la experiencia.

    9) Egocentrismo patológico e incapacidad para
    amar.

    10) Gran pobreza de
    reacciones afectivas primordiales.

    11) Pérdida específica de
    intuición.

    12) Irresponsabilidad en las relaciones
    interpersonales corrientes.

    13) Comportamiento fantástico y poco
    recomendable por lo que respecta a la bebida, e incluso
    enajenado en algunas ocasiones.

    14) Amenazas de suicidio
    raramente cumplidas.

    15) Vida sexual impersonal, trivial y poco
    integrada.

    16) Incapacidad para seguir cualquier plan de
    vida.

    Estos criterios serán vistos nuevamente
    cuando hablemos de los instrumentos de evaluación utilizados en la
    actualidad.

    2.5 Algunos conceptos a partir de
    1945

    Mira y López en su Tratado de Psicología
    Jurídica
    en 1945, define a la personalidad
    psicopática como "…aquella personalidad mal
    estructurada, predispuesta a la disarmonía
    intrapsíquica, que tiene menos capacidad que la
    mayoría de los miembros de su edad, sexo y
    cultura
    para adaptarse a las exigencias de la vida
    social".

    Considera en su clasificación, 11 tipos
    anormales y que denomina:

    1) Asténica,

    2) Compulsiva,

    3) Explosiva,

    4) Inestable,

    5) Histérica,

    6) Cicloide,

    7) Sensitivo-paranoide,

    8) Esquizoide,

    9) Perversa,

    10) Hipocondríaca

    11) Homosexual.

    Este autor, en su manual de
    psiquiatría señala que el concepto de
    "personalidades psicopáticas" ha sustituido al de
    "constitución psicopática",
    teniendo en cuenta que tales personalidades no son
    sólo el producto
    de propiedades genotípicas, toda vez que existe un
    gran número de personas, que sin tener un
    déficit en su desarrollo psíquico viven en un
    inestable equilibrio
    intrapsíquico, fácilmente perturbado cuando las
    circunstancias ambientales se hacen desfavorables.

    Así, en nuestra opinión aceptable
    interpretación etiopatogénica
    destaca en complejo estructural de actos de tipos de
    personalidad, los rasgos internos que nos expliquen la
    anormalidad de sus manifestaciones y su fácil
    desadaptación social.

    Entre tales rasgos señala la
    desproporción o falta de armonía que se observa
    entre sus distintas partes constituyentes, la inestabilidad
    de las reacciones afectivas que compromete o dificulta
    más aun la obtención de la síntesis psíquica; es
    común a todos los psicópatas la irregularidad
    de sus estados de ánimo, de sus propósitos y de
    su actos.

    Otro rasgo distintivo para este autor es la falta de
    objetividad en los juicios. Finalmente, señala la
    excesiva discordancia existente entre el concepto que tienen
    de sí y de los demás, el que los demás
    tienen de ella y el "ideal" personal
    hacia el cual aspiran.

    En suma, dice, las personalidades
    psicopáticas ofrecen muchos rasgos de "primitivismo
    mental" y son desde este punto compatibles a las mentalidades
    infantiles y salvajes.

    K. Eissler, en 1949 señalando la diferencia
    que existía entre los sociópatas
    —personalidad antisocial de los neuróticos y de
    los delincuentes— consideraba que aquellos eran
    portadores de ciertos trastornos que le eran propios. Estos
    trastornos presentan como características
    además de la ausencia de sentimiento de culpa y de
    ansiedad, superficialidad de las metas y orientación
    egocéntrica.

    Los hermanos William y Joan Mc Cord, en
    1956 en su libro,
    Psicopatía y Delincuente, describen lo que
    dieron en llamar "síndrome psicopático".
    Describieron en él, las siguientes
    características: escaso o ningún sentimiento de
    culpa, perturbada capacidad de amar (cuando tienen alguna
    relación afectiva, es escasa, de corta duración
    y tendiente a la satisfacción de sus propios deseos),
    conducta asocial, necesidad de excitación,
    impulsividad y agresión.

    En 1960, Glover, destaca como característica
    que definen al psicópata, perturbaciones afectivas,
    perturbaciones del instinto, deficiente estructura
    yoica, deficiente estructura superyoica, juicio de realidad
    disminuido, vivir sólo el presente, vale decir
    ausencia de capacidad de prospección, bajo umbral
    frente a las frustraciones de origen constitucional,
    conductas antisociales y ubica a estos enfermos entre las
    neurosis y
    las psicosis.

    Por su parte D. Liberman, en 1962, se ocupa de las
    psicopatías, considerando que presentan una
    perturbación pragmática que toma de Morris y la
    semiótica, subdividida en semántica, sintaxis y
    pragmática, es decir que ubica en el área de
    la
    comunicación dicha perturbación y de la
    cual se derivan las otras es decir, dificultades en el
    pensamiento, en su relación con la realidad y en la
    constitución de una identidad
    integrada. Esa perturbación pragmática le
    imposibilita el uso instrumental de los símbolos verbales y es una de las
    causas que determinan su lenguaje
    de acción porque reemplaza la palabra por
    la acción impulsiva.

    Henri Ey en su Tratado de Psiquiatría
    de 1965 incluye a las personalidades psicopáticas
    dentro del capítulo de las enfermedades
    mentales crónicas, que considera como un desequilibrio
    psíquico destacando en él, las anomalías
    caracterológicas de la personalidad.

    Refiere que el denominador común reconocido
    por la literatura
    psiquiátrica contemporánea es "la
    antisociabilidad y su impulsividad", presentando estos
    sujetos trastornos afectivos y caracteriales diversos y una
    propensión a las conductas antisociales.

    Dicho autor señala respecto a las
    anomalías caracterológicas que la
    patología del carácter representa un proceso de
    organización (en el que se combinan y
    suman los rasgos del carácter y los mecanismos de
    defensa del Yo) para formar una clase de
    personalidad anacrónica, regresiva y como encadenada a
    su fatalidad interna y agrega que ese desequilibrio
    psíquico afecta a la cohesión y equilibrio
    emocional y volitivo de la personalidad.

    L.C. Kolb, en 1976, en su Tratado de
    Psiquiatría Clínica Moderna
    , señala
    que en los trastornos de personalidad se dan variantes que
    van desde la inflexibilidad de la personalidad o su especial
    vulnerabilidad ante determinadas causas de stress, y
    las dificultades en la adaptación sexual y social que
    resultan evidentes y aparecen en forma repetida a lo largo de
    la vida, a pesar de que el individuo posee una capacidad
    intelectual adecuada.

    Este mismo autor refiere que en los trastornos de la
    personalidad con manifestaciones de tinte paranoide,
    ciclotímico y esquizoide, el funcionamiento Yoico y la
    capacidad de valorar la realidad permanecen intactos,
    permitiendo a la persona
    adaptarse a la sociedad en forma afectiva.

    2.6 Evolución del concepto de Trastorno
    Antisocial de la Personalidad

    En los últimos años se ha ido
    reemplazando el concepto de "psicopatía" por otro
    concepto de naturaleza
    más sociológica, el TAP, "Trastorno Antisocial
    de la Personalidad" (DSM-III, APA 1980).

    En la actualidad los sustantivos referidos
    anteriormente como manía, locura sin delirio, locura
    de los degenerados, moral insanity, etcétera, han sido
    reemplazados por el trastorno antisocial de la personalidad
    en términos de clasificación
    psiquiátrica alegándose
    el término psicopatía a la
    investigación. Existen muchos autores que consideran
    que a pesar del uso frecuente como sinónimos
    equivalentes de los términos psicopatía y
    trastorno antisocial de la personalidad, se trataría
    de dos conceptos diferentes. Al parecer el concepto
    responsable de tal confusión sería la conducta
    antisocial, como dado que es el punto de intersección
    entre ambos trastornos. Si consideramos la conducta
    antisocial en sí misma nos encontraríamos con
    que en ocasiones el factor responsable de su
    manifestación es la personalidad psicopática,
    en otras ocasiones sería el trastorno antisocial de la
    personalidad quedando un área en las que se
    incluirían diversas causas como el alcoholismo y la
    drogadicción.

    La psiquiatría clásica los define como
    personas inestables que se dan a los placeres inmediatos,
    parecen carecer de un sentido de responsabilidad y a pesar de humillaciones y
    castigos repetidos no aprenden a modificar su
    conducta.

    El tipo de personalidad más frecuentemente
    descripto corresponde a la denominada constitución
    perversa o personalidad desalmada de Schneider.

    En la tesis de
    doctorado Personalidad Psicopática Perversa
    Post-traumática
    , escrita por el Dr. Antonio Bruno,
    en el año 1958, el autor siguiendo el criterio de
    Regis, resume en cinco términos la
    sintomatología de este cuadro.

    Ellas son: inafectividad, amoralidad, impulsividad,
    inadaptabilidad e incorregibilidad.

    Analizaremos cada una de ellas.

    1) Inafectividad: ya desde niño se
    observa el desapego y el carácter disimulado. No
    manifiesta inclinación por nadie, permanece
    indiferente al afecto que se le brinda.

    Se observa en el perverso una completa
    pérdida de la afectividad que une a los hijos con los
    padres y a los hombres con sus semejantes.

    No comprende el afecto y no sólo es
    indiferente, sino que se burla cínicamente de
    ello.
    No hay en estos enfermos atisbos de reacciones emocionales.
    La frialdad emocional es su signo.

    2) Amoralidad: padecen los perversos una
    insensibilidad moral más o menos completa, una falta
    de juicio moral y de noción de ética.

    Carecen, siguiendo a Schneider, de conciencia
    moral, ausencia de sentimientos morales, según Mira y
    López.

    Cabe mencionar aquí el llamado
    "síntoma de Lombroso", por De Sanctis, consistente en
    la relación que habitualmente se encuentra entre la
    hipoalgesia de los tejidos o
    escasa sensibilidad al dolor físico y grave
    insensibilidad moral que llega hasta la
    inmoralidad.

    3) Impulsividad: la pérdida del
    sentido moral permite comprender fácilmente que los
    instintos no poseen freno alguno.

    Además de la ausencia de sentimientos
    éticos altruistas, se aprecia como disturbio final
    afectivo una gran irritabilidad, que unido a la falta de
    sentimientos morales, lo impulsan a cometer las más
    grandes brutalidades y crueldades, llegando fácilmente
    a actos agresivos (homicidios, lesiones).

    4) Inadaptabilidad: el perverso muestra ya
    sus primeros contactos sociales en disciplina, crueldad y manifiesta tendencia a
    la actividad delictiva.

    La inadaptabilidad aparece tempranamente en el medio
    familiar, se sienten, estos enfermos, molestos a la autoridad
    de sus progenitores.

    Durante el período escolar es un alumno
    detestable, incapaz de observar los reglamentos escolares.
    Por su mentalidad, no tiene estabilidad en un oficio o
    empleo.

    Por ello su vida comienza a desenvolverse al margen
    de la ley y de la
    sociedad. Detenidos van a la cárcel, puestos en
    libertad
    vuelven a lo mismo, es imposible corregirlos.

    5) Incorregibilidad: puede
    desmembrarse de lo indicado como inadaptabilidad. En efecto,
    el perverso no puede recibir los beneficios de la
    reeducación, pues son incapaces de alcanzar las
    posibilidades de una readaptación
    social siendo insensibles al castigo o al premio.

    Gisbert Calabuyg y Sánchez Blanque refieren
    que Birbaun fue el primero que estableció
    características generales de las personalidades
    antisociales que serían las siguientes:

    a) Desproporción entre los estímulos
    recibidos y las respuestas emitidas, es decir, el sujeto
    responde en forma exagerada ante un estímulo
    mínimo, mientras que otras muestran una falta evidente
    de reacción ante estímulos
    importantes.

    b) Disarmonía entre los elementos que
    integran el carácter; con esto se quiere decir que el
    sujeto no mantiene un equilibrio entre su inteligencia, su
    afectividad, su vida pulsional y su voluntad.

    Así dicen estos autores, las fantasías
    no resaltan controladas por la crítica racional, la voluntad cede ante
    la presión impulsiva, la afectividad
    está unas veces embotada y otras veces exaltada y a
    menudo es lábil, bruscamente cambiante o
    inconsistente.

    c) Intolerancia psicofísica, es decir, son
    sujetos que se quejan de todo, por incapacidad para soportar
    desde las pequeñas incomodidades, hasta el dolor, o
    fenómenos naturales como los cambios
    climáticos.

    d) Inadaptabilidad a la vida, ésta es la
    resultante de las características expuestas y que
    resulta de extrema importancia. En efecto, el sujeto no se
    encuentra a gusto en ninguna parte, empezando como lo
    destacan los autores citados, porque no se sienten bien
    consigo mismos.

    O bien se infravaloran o se sobrevaloran, o bien se
    idealizan a los demás o desean intensamente estar con
    ellos para que los apoyen o admiren, o bien rechazan
    bruscamente, los desestiman, los desprecian o los
    agreden.

    De allí el permanente malestar, la disforia,
    las discusiones con los demás, los muy frecuentes
    cambios de empleo, lugar de residencia, amistades y
    pareja.

    e) Conducta antisocial. Aquí Birbaun se
    refiere a la conducta antisocial de cualquier personalidad
    psicopática y no a la que se denomina trastorno
    antisocial de personalidad, es decir al hecho de que el
    sujeto por su falta de control,
    su disarmonía personal, su intolerancia
    psicofísica, su impulsividad, etcétera, entra
    en frecuentes conflictos con los demás.

    2.7 Conceptos actuales del trastorno antisocial
    de la personalidad

    Las personalidades antisociales constituyen el caso
    más llamativo de anomalías en la
    adquisición de los aprendizajes normativos y
    acostumbran a crear trastornos de todo tipo en las personas
    que los rodean. Además, han suscitado una gran alarma
    social por los factores de criminalidad que están
    asociados a ellas.

    Estas personalidades han sido llamadas por Millon
    (1981), personalidades agresivas por considerar que el
    término antisocial incluye una connotación
    valorativa y que algunas características de
    personalidad similares se encuentran también en
    individuos que no atentan abiertamente contra los usos y las
    convenciones sociales.

    No es fácil estudiar este trastorno porque se
    mezclan los conceptos de criminalidad, sociopatía y
    trastorno antisocial de la personalidad. Los
    psicópatas —vieja denominación de este
    trastorno— han sido denominados también
    sociópatas por dos motivos:

    1) El no ser alteraciones de índole
    congénita, y

    2) El constituir una personalidad que, precisamente
    por su modo de ser, deviene en una inadaptación
    social.

    Para algunos autores, como la Dra. Paz de Corral,
    profesora titular de la Cátedra de Terapia de la
    Conducta de la Universidad de San Sebastián, el
    término psicópata no resulta en
    la actualidad una palabra adecuada. Es la denominación
    de una especie (psicopatías frente a neurosis y
    psicosis), mediante un nombre (etimológicamente,
    psicopatía debería incluir todas las presuntas
    alteraciones de la conducta, como cardiopatías incluye
    todas la alteraciones cardíacas).

    Por otra parte, tiene unas connotaciones que no son
    válidas en la actualidad. De hecho, hace referencia a
    disposiciones constitucionales incluso hereditarias, a
    "degeneraciones" biológicas y psicológicas (de
    tipo moral incluso), que han sido resultado de la
    especulación positivista del siglo XIX (Castilla del
    Pino, 1980; Mc Cord, 1982). No es asimismo infrecuente la
    utilización del término referido impropiamente
    a las personas agresivas que nos resultan
    molestas.

    Por todo ello, el término psicopatía
    es sustituido en el DSM-III-R, por el de trastorno antisocial
    de la personalidad, que acentúa los rasgos
    antisociales de este trastorno. El riesgo de
    asocialidad se constituye, por lo tanto, en un componente
    central y sirve para diferenciar a las personas aquejadas de
    este trastorno del resto de los delincuentes, que al menos
    poseen una cultura delictiva con la que se pueden identificar
    y que son capaces de funcionar adecuadamente dentro de su
    grupo, manifestando lealtad, sentimientos de culpa y afecto
    (Garrido, 1993).

    Este trastorno es a menudo extraordinariamente
    incapacitante porque los primeros síntomas que
    aparecen en la niñez interfieren con el rendimiento
    educativo y dificultan la profesionalización ulterior.
    Después de los 30 años, la conducta antisocial
    más flagrante puede disminuir sobre todo la
    promiscuidad sexual, las peleas y la delincuencia, si bien pueden madurar con el
    paso de los años, son objeto de tantas complicaciones
    biográficas (manicomios, encarcelamientos, aislamiento
    familiar y social, etcétera) que es difícil
    hablar de la normalización de su personalidad en la
    vida adulta (Valdés, 1991).

    Los rasgos nucleares del trastorno antisocial de la
    personalidad son los comportamientos impulsivos, sin reparar
    en las consecuencias negativas de las conductas, la ausencia
    de responsabilidades personales y sociales con
    déficits en la solución de problemas,
    y la pobreza
    sentimental, sin sentimientos de amor y
    culpabilidad. Como consecuencia de todo ello, estas personas
    carecen de mínimo equipamiento cognitivo y afectivo
    necesario para asumir los
    valores y normas
    morales aceptados socialmente.

  2. EVOLUCIÓN
    HISTÓRICA DEL CONCEPTO DE
    PSICOPATÍA

    La Décima Clasificación Internacional
    de Enfermedades de la
    Organización Mundial de la Salud (CIE-10, 1992)
    define el trastorno disocial de la personalidad según
    los siguientes criterios:

    1. Cruel despreocupación por los sentimientos
    de los demás y falta de capacidad de
    empatía.

    2. Actitud
    marcada y persistente de irresponsabilidad y
    despreocupación por las normas, reglas y obligaciones sociales.

    3. Incapacidad para mantener relaciones personales
    duraderas.

    4. Muy baja tolerancia a
    la frustración o bajo umbral para descargas de
    agresividad, dando lugar incluso a un comportamiento
    violento.

    5. Incapacidad para sentir culpa y para aprender de
    la experiencia, en particular del castigo.

    6. Marcada predisposición a culpar a los
    demás o a ofrecer racionalizaciones verosímiles
    del comportamiento conflictivo.

    7. Irritabilidad persistente.

    Por su parte, el Cuarto Manual Diagnóstico y Estadístico de los
    Trastornos Mentales de la Asociación
    Psiquiátrica Americana (DSM-IV, 1994) utiliza los
    siguientes criterios para el trastorno antisocial de la
    personalidad:

    A. Un patrón general de desprecio y
    violación de los derechos de
    los demás que se presenta desde la edad de 15
    años, como lo indican 3 o más de los siguientes
    ítems:

    1) fracaso para adaptarse a las normas sociales en
    lo que respecta al comportamiento legal, como lo indica el
    perpetrar repetidamente actos que son motivo de
    detención

    2) deshonestidad, indicada por mentir repetidamente,
    utilizar un alias, estafar a otros para obtener un beneficio
    personal o por placer

            3)
    impulsividad o incapacidad para planificar el
    futuro

    4) irritabilidad y agresividad, indicados por peleas
    físicas repetidas o agresiones

            5)
    despreocupación imprudente por su seguridad
    o la de los demás

    6) irresponsabilidad persistente, indicada por la
    incapacidad de mantener un trabajo
    con constancia o de hacerse cargo de obligaciones
    económicas

    7) falta de remordimiento, como lo indica la
    indiferencia o la justificación del haber
    dañado, maltratado o robado a otros.

    B. El sujeto tiene al menos 18
    años.

    C. Existen pruebas de
    un trastorno de conducta que comienza antes de los 15
    años.

    D. El comportamiento antisocial no aparece
    exclusivamente en el transcurso de una esquizofrenia
    o un episodio maniaco.

  3. CLASIFICACIÓN SEGÚN
    CRITERIO DE LA OMS

    En el origen de las p. juegan un papel primordial
    las disposiciones heredadas. En favor de la influencia de la
    herencia (v.
    HERENCIA PSICOLÓGICA) en la causalidad de las p.
    está el dato, suficientemente comprobado, de la
    presentación simultánea de p. en gemelos que
    habían vivido separadamente, en distintos
    ambientes.
          Junto a los factores
    hereditarios, la
    educación y el ambiente
    -una y otro en el más amplio sentido- contribuyen al
    desarrollo de las tendencias psicopáticas, tanto
    favorable como desfavorablemente. Dentro de esos factores
    ambientales, hay que destacar en primer lugar el medio
    familiar, que ejerce a lo largo de la evolución del
    niño una importante influencia potenciadora o
    depresora de la disposición
    psicopática.

    En este sentido; tanto la privación afectiva
    y la separación de los padres, como la
    sobreprotección y las conductas educativas
    erróneas, pueden determinar una evolución
    psicopática de la personalidad. En favor de la
    importancia de los factores socioculturales en la
    génesis de las personalidades anormales están
    las informaciones obtenidas al comparar distintas culturas o
    grupos
    sociales.
          Aunque la p. es una
    anormalidad congénita caracterológica, la
    experiencia demuestra que determinadas enfermedades padecidas
    precozmente o, incluso, en edades adultas, pueden determinar
    alteraciones caracterológicas similares a las
    verdaderas p., a las que debe reservarse el término de
    pseudopsicopatía. Los casos más frecuentes son
    consecuencia de encefalitis y meningitis. Finalmente, para
    los autores de orientación psicoanalítica (V.
    PSICOANÁLISIS), el concepto de p. carece de verdadera
    autonomía, postulando un determinismo
    psicológico análogo al que opera en las
    neurosis (v.).

  4. CAUSAS

    Las manifestaciones caracterológicas
    varían tanto en cada caso de p., que no es posible
    hacer una descripción global y unitaria. Sin embargo,
    existen características comunes a todos los
    psicópatas, que permiten marcar un criterio definidor
    de las personalidades psicopáticas (v.
    CARACTEROLOGÍA; PSICOLÓGICOS, TIPOS).
          Cleckley enumera los
    siguientes rasgos característicos de las
    personalidades psicopáticas: atracción
    superficial; ausencia de ansiedad neurótica; ausencia
    de trastornos del juicio; irresponsabilidad; conducta
    antisocial habitual, inadecuadamente motivada; buena
    inteligencia; falta de remordimiento y vergüenza;
    incapacidad para amar; incapacidad de aprender con la
    experiencia; falta de autocrítica; reacción
    desproporcionada o fantástica al alcohol;
    pobreza de reacciones afectivas; fracasos frecuentes e
    inexplicables; y, por último, falta de sinceridad.
          En resumen, el
    psicópata tiene poca capacidad para adaptarse
    satisfactoriamente al medio
    ambiente, es voluble, egocéntrico, muestra un
    predominio de las tendencias instintivas y una deficiente
    disposición para amar. Estos rasgos y pautas de
    comportamiento son habituales, pues tienen un origen en el
    propio carácter del sujeto; pero, a veces, se
    manifiestan por crisis o
    episodios más o menos prolongados, en los que se
    observa una recrudescencia intensa de las reacciones
    caracteriales patológicas.

  5. CARACTEROLOGÍA
    PSICOPÁTICA

Partes: 1, 2, 3
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter